“El desconocimiento
de la ley no exime de su cumplimiento” conlleva a graves dilemas éticos pese a
considerarse un dogma inmutable del Derecho.
Si bien este tema es de importante calado social y daría
para escribir un libro entero, seré
breve, pues a algunos les incomoda enormemente leer más de cuatro párrafos
seguidos sin cambiar de tema.
¿Quién no ha escuchado alguna vez la frase de que “El
desconocimiento de la ley no exime de su cumplimiento”? Está ampliamente
aceptada como algo que es así y no puede ser de otro modo. ¿Te has preguntado alguna vez cuál es el
objetivo de castigar al infractor? ¿Qué se arrepienta? ¿Proteger a la sociedad?
¿Rehabilitarlo? Pero, ¿cómo se puede
rehabilitar o arrepentir un individuo que no sabe que lo que hace es “incorrecto”?
Todo ciudadano debe conocer todas las leyes, dirán algunos, pero con una
cantidad inmanejable de leyes que llevaría años su estudio, con una redacción
confusa, hecha a conciencia para que solo los entendidos las comprendan…en todo
este laberinto, hecho para que se
pierdan los indefensos a la vez que los poderosos escapen cuando quieran por
las trampillas ¿con qué autoridad moral,
pueden mantener la afirmación aquella?
Las leyes deben ser pocas y comprensibles por todos, sin
trampa ni cartón, entonces esa afirmación Sí
tendría sentido. De no ser así, el
que no tenga conocimientos ni herramientas sobre este laberinto de leyes, éticamente
hablando, no puede ser culpable más que en un sistema totalmente injusto
disfrazado con aires de justicia. En
este sentido, la Justicia no es ciega, bien sabe dónde está el dinero y el
poder.
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