Lo absurdo de la Justicia es que no es, ni nunca ha sido justicia. Es
el mayor fraude de la Historia de la Humanidad, mayor que el
de la Alquimia. Aquí no se transforma el plomo en oro con la
ayuda de la piedra filosofal, sino el culpable en inocente con
ayuda del dinero y el inocente en culpable en ausencia de éste.
No le importa la búsqueda de la Verdad, como cualquiera
esperaría de una Institución que se autodenomina Justicia, sino que
se preocupa de los métodos, de las reglas, de la burocracia y de la
charlatanería, es un teatro para aparentar que el poderoso tiene los
mismos derechos y obligaciones que el resto, es un método para
legitimizar las injusticias, las que emanan de la desigualdad
social y de los conflictos de intereses. La Justicia no es
justicia, no la confundan, ésta no vuela recto, sino con los
renglones torcidos de la injusticia, su nuevo nombre, quizá
el que siempre debió tener.
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