La cultura y la educación de los
individuos y los pueblos (o la ausencia de ambas) es determinante a
la hora de, primero analizar la realidad que nos rodea, y después
construir alternativas.
Lo primero que debemos tener claro
tanto de la cultura como de la educación, es que sin llegar a ser
sinónimos completamente, sí van de la mano y nos llegan por
diversas vías. Desde los centros educativos (boicoteados años tras
años con nuevas leyes educativas destinadas cada vez más a la
instrumentalización del personal y menos a la formación de
individuos críticos, recortes en becas y presupuestos, despidos de
profesores...), pasando por los medios de comunicación ya citados no
pocas veces en este blog, hasta el día a día que abarca desde
nuestras relaciones familiares, sociales, laborales, expectativas de
futuro...o ausencia de varias de estas cosas que he mencionado en
último lugar. Todo ello educa, todo ello crea y reinventa las
culturas de todos y cada uno de nosotros..
Debemos tener claro que no se trata de
simple acumulación de conocimientos, sino también, y antes, de
actitud ante la vida y cómo está justificada dicha actitud. Incluso
el como concebir la propiedad, el individualismo o el sentimiento de
comunidad, el deseo de autosuperación y de querer alcanzar metas o
el pasotismo y la apatía más extrema, son cuestiones culturales que
aprendemos o rechazamos según el caso; y, porque no decirlo, también
es IDEOLOGÍA.
Y estos son dos elementos a tener
en cuenta que muchos no se atreven siquiera en admitirlos como
tales: que nuestra cultura y educación son determinantes a la
hora de cómo actuamos ante la vida (y al no reconocer los
orígenes de la misma, no hacemos la más mínima autocrítica al
respecto), y que es también una cuestión de ideas,
de principios, de concebir el mundo en el que vivimos y de actuar en
consecuencia.
Como sociedad, estamos llenos de
prejuicios, y desde los poderes económicos que buscan implantar SU
cultura y sus lacayos (mal llamados medios de “comunicación”,
entre los cuales ocupa un lugar destacado el estado y sus propios
voceros) nos bombardean con lo que según ellos debe parecernos lo
correcto y gustarnos, y criminalizar, menospreciar o ignorar
directamente a todo aquello que sea distinto y transmita valores que
no les interese. Y esto, venga en el formato que venga: periódicos,
programas de televisión y radio, arte, publicidad, música, incluso
cierta literatura y filosofía...
Antes mencioné la castración de la
educación mediante la deriva que está tomando con cada nueva ley
educativa orientada a convertirla en una forma de simplemente
convertir en instrumentos al personal dejando cada vez más de lado
un mínimo de formación como individuos críticos, los recortes en
presupuesto y becas, despidos de profesores...desde el estado. A su
manera, con la cultura también están haciendo sus propios ensayos
de cómo castrarla para sus intereses: subidas de impuestos menos a
lo que interesa a ciertos elementos y, sobre todo, la ley Sinde-Wert,
por citar sólo dos ejemplos. Curiosamente ésta tiene entre sus
defensores a ultranza, no sólo a los típicos personajes
representantes de las sociedades de gestión de turno (corruptos los
más habladores de ellos, por cierto), sino también a ciertos
intelectuales “respetabilísimos”...todos ellos parte, por
supuesto, de la minoría beneficiada y también defensora a ultranza
del (en su momento tan polémico) canon.
¿Las consecuencias de todo
esto? Entre otras cosas, eliminar el pensamiento crítico, la
instrumentalización del individuo para que sólo produzca y
obedezca, la concepción de la cultura a la larga como propiedad
privada antes que como bien común para, finalmente, verlo sólo como
un producto de consumo para elites (en esto último acaba
influyendo más el precio y la cada vez menor calidad de vida).
O lo que es lo mismo: acabar con
nuestra libertad convirtiéndonos en objetos de producción,
anulándonos como individuos. Y curioso cuanto menos que quienes
más se llenen la boca hablando de libertad y democracia sean quienes
más interesados están en todo esto, ¿verdad?
Sobre este tema hay un caso reciente que seguro te interesa...
ResponderEliminarVeintiocho días después de que se estrenase con sobresaliente éxito el documental “Poder contra verdad”, sobre la destrucción de la primera fábrica de algodón del siglo XVIII en Ávila, que describía las irregularidades cometidas por Ángel Acebes (Alcalde de la ciudad, entonces) y por las diversas autoridades del PP, su autor José Ramón Rebollada (Jota) fue despedido como Jefe de Informativos de SER Ávila.
Jota es un periodista absolutamente reconocido en Ávila por todas las fuerzas políticas y sociales, con la excepción del PP, que manifestaron su disconformidad con el despido y demandaron su readmisión mediante un comunicado a la SER, que no ha merecido siquiera una respuesta. La credibilidad de la SER y los valores que dice defender están abiertamente cuestionados con este proceder. Deben reconsiderar su decisión y readmitir a Jota, por la libertad de expresión.
Y por ello puedes firmar:
http://www.change.org/es/peticiones/alejandro-nieto-molina-demandamos-la-inmediata-readmisi%C3%B3n-de-j-ram%C3%B3n-rebollada-jota-jefe-de-informativos-de-ser-%C3%A1vila-tras-un-despido-injusto-y-sin-fundamento