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domingo, 2 de septiembre de 2012

A vueltas con el SAT

Puede que a más de uno enoje la acción desarrollada por el sindicato liderado por Sánchez Gordillo, por radical, pero si analizamos el contexto en el que se produce lo raro es que no se produzcan más y de manera más violenta. Para extremistas los que están en el poder desmantelando las democracias.

Tras la comparecencia en el parlamento de los personajes relacionados con el caso Bankia, la sensación que se me quedó es la de tomadura total de pelo a unos receptores del mensaje que ellos toman por lerdos. Personas con mucho poder, pocos escrúpulos y con la seguridad de saberse a salvo de la justicia por pertenecer a un grupo de poder que los ampara. Y si la justicia llegara por casualidad a condenarlos, un indulto se encargará de liberarlos. Y van...

Pero hay precedentes. Un país que en su mayoría se dejó embaucar por un discurso demagógico como el que circulaba en los primeros años de la democracia, que a todo daba la vuelta, que cuestionaba las instituciones desde el poder, que ninguneaba a aquellos que hablaban de honestidad por aburridos, un país en el que todo valía porque nada importaba excepto el ganar dinero, en el que el tráfico de influencias no solo era entendido por los ciudadanos, sino que la mayoría de ellos pensaban que era la manera de conseguir un trabajo; un país en el que independientemente de la ideología, todos se acercaban al poder, por pequeño que este fuera, para obtener cualquier prebenda o realizar cualquier trámite. En el que tener algún amiguete importante era motivo de presunción. Un país con semejantes ciudadanos solo podía terminar de una manera: corrupción generalizada. Tendremos que hacernos protestantes en todos los sentidos.
Suecia, Islandia, Dinamarca o Francia, países que por lo que sea tienen otro concepto de lo común siempre funcionarán mejor si no cambiamos. 

Aquí la comunidad termina en nuestra familia, en nuestro partido, en nuestro pueblo, en nuestro solar. La basura la tiro unos metros más allá. La administración no está para administrar nuestra sociedad, está para repartirnos los dineros públicos entre los nuestros. Por eso justificamos las subvenciones a sindicatos y empresarios, partidos y fundaciones, a la duquesa de Alba(nuestra duquesa inconformista propietaria de media España desde la Reconquista), a las asociaciones de consumidores, a la prensa afín, a las asociaciones de padres de alumnos, a las asociaciones de vecinos, al olivar, al girasol, a cursos en Zambia o la luna..., a la madre que los parió. Así se compra cualquier insurgencia que pueda producirse para que la maquinaria siga funcionando sin graves problemas. Así es fácil desviar fondos en una administración en la que nadie controla las partidas. El que sale perdiendo, obviamente, es el ciudadano, cuyo dinero va a engrasar esta maquinaria perdiendo lo poquito que tenemos de democracia.

Con todos los casos de corrupción que aparecen en la prensa, probablemente una ínfima parte del total, podemos inducir que la corrupción de nuestro país lo es ya del sistema, pues no todos los casos son denunciados, ni todos los que se denuncian prosperan.
Gracias al Sindicato Andaluz de Trabajadores se pone de relieve que nuestro país está en una situación insostenible que nuestros dirigentes Estatales y autonómicos llevan muchos años sin saber o querer solucionar, con un paro altísimo que lleva a nuestros ciudadanos jóvenes o no a buscar trabajo fuera y a otros a rebuscar en los cubos de basura ¿Nos podemos permitir semejante situación? Y en vez de dimitir nos chulean.
La Europa que nos han diseñado entre los chorizos de la Unión y los de aquí es una Europa aparente pero muerta, con cascos antiguos muy hermosos todos iguales llenos de insípidas franquicias y poderosos centros comerciales que arruinan nuestro patrimonio comercial. Con unos extrarradios miserables. Yo no quiero una Europa con tanta desigualdad, tan fea, tan podrida, en la que todo es apariencia. Pero las élites que nos gobiernan no ven más allá de sus rentas, sus audis, su chalet, su yate, sus cacerías, su desvergüenza, su información, su partido, su beneficio, su...

Contenedores sellados en Gerona

No podemos meter debajo de la alfombra tanta miseria para que nuestra inútil e insensible élite se pasee por nuestros bonitos cascos históricos mientras desesperadamente rebuscamos en los cubos de basura.

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