Hablaré sobre algo que es un tema tabú para mucha gente de distintas organizaciones, sean partidos políticos, sindicatos, ongs...
Y es sobre el tema cuando organizaciones como las antes citadas, estando vinculadas al estado y/o los bancos & otros, tienen capacidad para actuar independientemente de estos e incluso de rebelarse. En su momento ya hablé sobre las organizaciones y como pueden ser útiles para la sociedad como herramientas o degenerar en aparatos que sirvan para que unas élites muy concretas controlen a la sociedad, entre otras cosas. Por eso, lo primero que recomiendo es que distingamos dos cosas: la organización en sí misma, y el papel que cumplen dentro de ellos quienes la integran.
Primero está la jerarquización de la misma: los partidos políticos, TODOS, de una manera o de otra ya están jerarquizados. Hay diferencias, claro que sí, respecto a su funcionamiento interno y como se eligen a los portavoces y dirigentes entre unos y otros. También hemos oído muchas demandas de democracia interna, y esto tiene su razón de ser. Pero donde más opacidad vemos es precisamente en los partidos mayoritarios, PP y PSOE, donde a día de hoy quienes los dirigen han sido o por un apoyo absoluto o por una diferencia "pequeña", pero aún así quienes están a la cabeza de los mismos son caras ya demasiado conocidas de la vieja guardia...
Segundo está la deuda con los bancos. De esto hay más enlaces además de algunos casos en los que los bancos perdonan ciertas deudas...aquí vuelven a aparecer en primera línea los dos partidos mayoritarios, ¿casualidad?
Tercero las subvenciones. En realidad lo segundo y lo tercero prácticamente están relacionados con lo mismo: dinero, lo único que cambia es el origen. Aquí sale del estado, y van a parar entre otros a fundaciones de partidos, sindicatos, patronales...pero ojo, cada una justificada de una manera. Pero, me pregunto yo aquí: ¿de verdad las fundaciones de los partidos deben ser subvencionadas con dinero público cuando hay una cifra importantes de ciudadanos que se abstienen o no votan a ninguno de los partidos a los cuales son afines dichas fundaciones? ¿de verdad los cursos que dan los sindicatos de formación (algunos muy buenos, he de reconocerlo) y para los que se les dan subvenciones, no puede darlos el estado o las empresas y además de forma que salgan incluso más baratos (por ejemplo en los que se usen a aplicaciones informáticas, con software libre en vez de con software privativo)? ¿de verdad las grandes patronales como las agrupadas bajo la CEOE necesitan dinero y están ahí para generar empleo (dudo que ese sea su principal interés cuando las últimas reformas laborales que tenemos no están sirviendo para ello precisamente y venían de sugerencias suyas)? tengo mis dudas al respecto. Sobre las ongs no tengo tanto problema, pero otra cosa es la Iglesia: una cosa es el trabajo que hace Cáritas (del cual no tengo ninguna queja), y otra cosa es la Iglesia en general, yo personalmente creo necesario distinguir entre las dos y a qué va destinado exactamente ese dinero. Si no es para fines sociales que ayuden al conjunto de la sociedad, ¿para qué las subvenciones entonces?
Pero volviendo a lo anterior: una cosa es como está estructurada la organización, y otra cosa es el papel de los que forman parte de la misma. Por lo que he ido viendo y aprendiendo con el paso del tiempo, informándome sobre unos y otros, he sacado una conclusión clara: las correas que establecen las élites de poder mediante la dependencia económica y la jerarquización son muy fuertes, pero en organizaciones donde las bases tengan un amplio margen de actuación y de decisión, éstas pueden hacer mucho más de lo que imaginamos.
Pero esta es una realidad que por todos los medios no le conviene al poder que tomemos conciencia de ella: como individuos y juntos, como colectivos, podemos tener una fuerza increíble frente al poder desde dentro de estas organizaciones, con voluntad. O incluso sin estar afiliados y sólo simpatizar con algunas, apoyándolas en lo que consideremos oportuno, sumando, podemos aportar mucho. Con lo que nada conseguiremos desde luego es quedándonos en el sofá.
Por eso últimamente va a más la campaña de los medios contra movimientos sociales como las protestas estudiantes y 15m entre otros; además de cargar contra sindicatos hablando sólo de los defectos que cargan sobretodo CCOO y UGT y callando sobre las virtudes de los sindicatos, las ventajas y protección que dan a los trabajadores frente a los abusos de las empresas, y de las alternativas a CCOO y UGT que no son precisamente pocas y cada vez están mejor organizadas además de coordinadas entre ellas: CNT, CGT, SAT, CIG, LAB, USTEA y muchos más. Evidentemente UGT y CCOO para mucha gente no son representativos y su labor como sindicatos a nivel nacional y en más de un caso dejan mucho que desear, además del tema de los liberados sindicales que también tiene lo suyo, pero vuelvo a decir: distingamos las cúpulas de las bases, a pesar de todo quedan gente de valor en estos sindicatos que también están disconformes con los pactos y traiciones que han cometido en el pasado sus dirigentes a nivel nacional. Esa gente que está en las bases, si busca lo mismo que nosotros, debemos considerarlo también de los nuestros.
Porque aquí que dejarse de distinguir a unos u a otros por sus banderas, siglas, ideologías...y demás chorradas. A mí personalmente me da igual la gente cual diga que es su ideología o si vota a tal partido, o no vota, o si está en tal sitio o lo que sea: si tenemos algo en común que importe sobre lo demás y por lo que valga la pena luchar, podemos estar unidos en la lucha que nos concierne a eso.
Lo importante es, ¿qué nos une? si merece la pena luchar por ello, ¿por qué no hacerlo todos juntos? no te lo pienses más, levántate del sillón y sal a la calle y lucha por lo que quieres. Si ya te has levantado, difunde y convence a otros que no lo han hecho aún de que esto es una lucha común y que cuantos más, mejor. Si en alguna manifestación o lo que sea van algunos con los que no simpatizas, simplemente ve con los que sí simpatices un mínimo, hoy día esto último no es nada difícil, cada dos por tres en la mayoría de ciudades hay manifestaciones y acciones contra desahucios, ocupaciones de bancos, acciones de Yo no pago...y más que me dejaré, por muchas razones. Pero, sobre todo, NO TE CALLES.
Pero antes de concluir, quiero dejar clara una cosa: no me malinterpretéis y creáis que con esto os estoy insinuando a que tengáis que afiliaros o simpatizar con alguna que otra organización sí o sí. No sólo éstas pueden ser valiosas herramientas, también están los movimientos sociales, y estos, como vanguardia realmente independiente que no tiene deudas con el estado ni con la banca, siempre podrá hacer mucho y arrastrar a las otras a que se decidan a actuar una vez consiguen un mínimo de repercusión y sientan una buena base. Soy de los que piensan que todos lo que hemos logrado en derechos a lo largo de la historia no ha sido precisamente gracias a políticos, bancos, grandes empresas, estados...ni siquiera por caridad de la Iglesia, sino SÓLO por el poder que ejerció la sociedad en movimiento luchando por lo que le correpondía, haciendo temblar al poder. En nosotros está la fuerza.
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Anima oír gente como tú. Pienso que la disensión es normal y necesaria pero hay que buscar los puntos en común y unirnos contra nuestro enemigo público número uno que es hoy por hoy la banca y sus servidores: políticos, sindicatos, periodistas, etc. Si denunciamos y nos movilizamos por los abusos a tanto desmadre habrá contrapoderes que se unan al ciudadano hartos de tanta corrupción y marcha atrás en las libertades.
ResponderEliminarAhora bien, existe un verdadero problema y es que el enemigo es capaz de camuflarse bajo la piel de cordero de nuestros ideales: ONG´s, laicismo, progresismo, modernidad, pedagogía... Esto hace que muchos estén durmiendo con su enemigo sin saberlo. La única solución a esto es reflexionar si pensamos nosotros o hemos adquirido el pack en el supermercado de las ideologías, mirar con lupa a los que nos arrastran, periodistas y políticos, analizar para quien trabajan y no dejarnos llevar por clichés y eslóganes.