La tolerancia a interactuar con individuos de diferentes opiniones políticas conduce al bipartidismo, según los resultados de un modelo computacional desarrollado por investigadores de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM) que contrasta las opiniones de 1.850 individuos.
La emulación o imitación entre individuos es un poderoso mecanismo de influencia social. De hecho, según un reciente estudio publicado en la revista Journal of Artificial Societies and Simulation, este comportamiento podría ser el responsable de que el panorama electoral esté dominado generalmente por dos grandes partidos de posiciones ideológicamente centradas.
Para realizar el estudio, los investigadores diseñaron un modelo computacional siguiendo las especificaciones procedentes de la evidencia empírica en Psicología y Sociología. A posteriori, el modelo fue contrastado experimentalmente con las opiniones de 1.850 individuos entrevistados, obteniéndose resultados consistentes con la teoría.
"Emular el comportamiento de famosos, como cantantes o futbolistas, no es algo exclusivo de niños. En mayor o menor medida, el ser humano tiende a alinear consciente e inconscientemente su comportamiento y creencias con las de aquellos con quienes interactúa", declara Carlos M. Fernández, investigador del departamento de Análisis Económico y Economía Cuantitativa de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM), y firmante del artículo.
"Aunque pueda parecer irracional, emular el comportamiento de los demás puede ser positivo, incluso sin entender el motivo, ya que a menudo es el resultado de un proceso adaptativo de un colectivo a un determinado entorno o a información adicional no contemplada por el individuo", añade Francisco J. Vázquez, profesor titular del mismo departamento y coautor del estudio.
De acuerdo con los autores, los individuos forman sus opiniones -particularmente las políticas- en base al intercambio de ideas que procede de su entorno social (emulación local), así como por la reflexión individual (innovación en el pensamiento). La emulación viene regulada por la tolerancia en la interacción que, en este contexto, se entiende como la probabilidad de interactuar con otros de diferente opinión. Por otra parte, la innovación en el pensamiento hace alusión al grado en el que los individuos reflexionan individualmente -sin considerar la presión social- para formarse su opinión.
TOLERANCIA EN LA INTERACCIÓN Y BIPARTIDISMO
El trabajo sugiere que, conforme mayor sea la tolerancia en la interacción, más probable es que aparezca en escena un bipartidismo seguido por numerosas formaciones minoritarias. Además, la corriente ideológica del partido ganador depende en gran medida de la tolerancia en la interacción, ocupando posiciones más centradas cuanto mayor sea ésta. Esto ofrece una explicación novedosa al hecho de que las mayorías de los gobiernos democráticos están formados por partidos de centro-izquierda o centro-derecha.
Evolución del bipartidismo. Elecciones generales al Congreso
Aunque esto último es lo habitual, no es imposible que corrientes ideológicamente no centradas, incluso completamente radicales, alcancen el poder. "Un ejemplo dramático podría encontrarse en la Alemania de los años 30. Nuestro estudio indica que una mayor intolerancia en la interacción fomenta la emergencia de estos escenarios altamente improbables", afirman los autores.
La existencia del bipartidismo no depende de lo innovadora que sea la sociedad, pero sí de la frecuencia con la que cambian los nombres de las corrientes dominantes, que será mayor cuánto más innovadora sea. Es decir, "un aumento de este factor no influiría en que siga existiendo una estructura bipartidista en España, pero haría más probable que estuviera formada por otros partidos distintos de los actuales", explica Vázquez.
El trabajo señala finalmente que tanto la tolerancia como la innovación de una sociedad pueden ser inducidas mediante la propaganda que se lleva a cabo en los medios de comunicación. "De esta manera, la estructura política puede ser, total o parcialmente, una consecuencia a largo plazo de la política propagandística de los medios de comunicación. En concreto, la propaganda mediática es capaz de evitar la aparición de regímenes totalitarios, lo cual destaca el importante rol que ésta desempeña", destaca Fernández.